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Hace 20 años que escribo y tengo publicada una novela corta

TAL VEZ CONVENDRÍA...

...aclarar cual es el propósito de este blog. Hace mucho tiempo que vengo con la idea de publicar,vaya a saber porque, un montón de cuentos, relatos, casi crónicas (algunas de ellas).Si desmenuzamos el "vaya a saber porqué", o al menos lo intento, tropezaré con algunas ideas vagas, como narcisismo, exhibicionismo, que se yo, dejarles a mis hijos algunos divagues...
Entonces mi cuñado me mostró el blog de un amigo y me dije: Bárbaro, con esto me alcanza y de paso por ahí gente que quiero y otras que no conozco lean algunas cosas de estas y al menos les resulte entretenido. Ojalá.

Sentate y ponete a leer

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lunes

CARTA DESDE UN SUEÑO (Crónica ficcionada)

          Había soñado que un ladrón sorprendido por él en la casa, sin mediar palabra, le había disparado cinco tiros matándolo. Mientras caía el ladrón le dijo - ahora andá a los saltos -. Y no se enteró que poco tiempo después un misterioso mensajero le dejó una carta al ladrón de sus sueños y mucho menos se enteró de que la carta estaba firmada por él. La carta decía.
          Sr. Ladrón y asesino:
          Disculpe que no lo llame por su nombre. Es que no tuve tiempo de preguntárselo y todo sucedió muy rápidamente, como Ud. sabe. No se alarme por recibir estas líneas. Me mató y el estar muerto es una situación peculiar. En esta región sin destino no existe el rencor y por lo tanto no me anima ningún sentimiento de venganza. En cambio subsiste en mí la curiosidad.
         Que Ud. haya entrado a mi casa a robar es de fácil respuesta ya que solo hay unas pocas razones: necesidad de plata, ejercicio profesional, desagrado al trabajo. Sin embargo, me extraña que no se haya llevado nada, salvo mi vida, claro.
        Pero meterme cinco balazos en el cuerpo, alcanzando a percibir que no había alguna particular animosidad de parte suya, no teniendo enemigos (al menos no como para mandarme a matar), en definitiva sin ningún motivo serio como para temer por mi vida, es algo que me intriga sobremanera. Ni que decir de la frase que me dice sin el menor atisbo de odio cuando caía irremediablemente: - ahora andá a los saltos -.
        En el lugar en el que me hallo no hay absolutamente nada que hacer. De modo que mitad por entretenerme, y mitad por curiosidad, como le di a entender líneas arriba, tejo incansables conjeturas acerca de los motivos que lo llevaron a asesinarme.
        La primera y mas obvia es que lo hizo para que yo no lo reconociera. Tal cosa es imposible. No se le pudo escapar que yo le temo a la policía desde la época de la dictadura. Se podrá alegar que usted ignoraba mi situación. Pero el conocimiento puesto en práctica en relación a la ubicación de los cuartos hablan a las claras de que es un muy buen profesional: quiero decir que me habrá estudiado en su momento.
       La segunda razón es  que Ud. Podría ser esa clase de perversos que gozan matando. Debemos descartar esa hipótesis ya que lo vengo observando desde que me mató y nada indica que sea de ese tipo de individuos
      Pareciera, pues, que es un asesinato inmotivado. Absurdo. Sin embargo me deja perplejo haber notado la determinación que reflejaba su rostro. Quiero decir que parecía cumplir con un deber ineludible.
     Disculpe que esta carta continúe con cierta inconexión. Sucede que tuve que hacer un paréntesis en la confección y ahora retorno a la misma. Y en este paréntesis por fin recordé quién es. Es lógico que lo haya olvidado: lo vi una sola vez y hace treinta años.
     En esa oportunidad se me acercó y con voz neutra me desafió a pelear. Yo no le lleve el apunte porque haber aceptado hubiera sido dar un espectáculo bochornoso, patético. Máxime que en ese momento estaba en una situación incómoda, violenta, casi diría penosa. Pero estas cosas las pensé después: solo me sentí mortificado y atiné a negarme. También pensé, siempre después, que Ud. era una persona muy primitiva. Porque como si fuera un personaje de Borges, me desafiaba a un duelo, solo que en este caso a piñas, por el amor de una mujer. Me desafió como si fuéramos animales, machos en celo, por una hembra. Eso si, recuerdo que no había emoción alguna en su rostro.
    Pero sucede que yo no estaba en celo. Y no soy un animal. El amor que nos había unido, como suele suceder, terminó en una triste decepción. Ella rehuyó a una peligrosa libertad, prefiriendo las seguridades que Ud. le brindaba 
   Sin embargo, ella me había amado intensamente en su momento. Y para colmo no habíamos tenido relaciones. La época, nuestra educación, nuestra situación social y la religión no lo permitían. Ud. lo sabe muy bien porque fue el primero y el único hombre que ella tuvo. Pero también sabe, seguramente, que precisamente por eso, por el deseo insatisfecho, en algún lugar de ella el amor por mi subsiste. La conozco y se que su pudor y su religiosidad no le deben permitir percatarse de ello. Pero seguramente habito en el lugar en el que no se puede tener control, es decir en sus sueños. Y eso es insoportable para Ud., sobre todo cuando en el silencio de la  noche, de tanto en tanto, de la boca de ella se escapa mi nombre. Y ahí es donde debo rendir homenaje a su inteligencia: no se de que modo Ud. logro colarse en un sueño mío y bajo estado de necesidad, es decir sin odio, me mató creyendo que así lograría sacarme de los sueños de ella.

                                                                                                        atte.  

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