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Hace 20 años que escribo y tengo publicada una novela corta

TAL VEZ CONVENDRÍA...

...aclarar cual es el propósito de este blog. Hace mucho tiempo que vengo con la idea de publicar,vaya a saber porque, un montón de cuentos, relatos, casi crónicas (algunas de ellas).Si desmenuzamos el "vaya a saber porqué", o al menos lo intento, tropezaré con algunas ideas vagas, como narcisismo, exhibicionismo, que se yo, dejarles a mis hijos algunos divagues...
Entonces mi cuñado me mostró el blog de un amigo y me dije: Bárbaro, con esto me alcanza y de paso por ahí gente que quiero y otras que no conozco lean algunas cosas de estas y al menos les resulte entretenido. Ojalá.

Sentate y ponete a leer

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lunes

ORO NEGRO


Primero aparecieron comentarios breves en los diarios y fueron nombrados por algunos periodistas deportivos en la radio. Un programa de TV difundió imágenes estremecedoras sobre jugadas salidas de otro mundo que fueron mostradas más bien como rarezas. Como quien muestra un gato de seis patas.
Todas coincidían en los mismos rasgos: Jugadores de fútbol de raza negra muy jóvenes y muy habilidosos “con un futuro promisorio” que hacían goles increíbles. Jugaban en clubes ignotos de distintos lugares del planeta. Sus nombres eran Membé, Embengané, Mpombo, etc.
Se podía leer: “De nuestra agencia. Caleta Olivia. Un jugador de segunda, llamado Membé del Racing Club local en su debut contra el Atlhetic de Comodoro Rivadavia hizo siete goles contra todas las predicciones, ya que éste último era considerado seguro ganador del partido disputado ayer por la tarde”. Mas adelante: “El desconocido jugador de color de diecinueve años, después de hacer toda clase de caños, sombreros, autopases, habilitar al milímetro compañeros, correr la cancha a toda velocidad durante los noventa minutos, volver loca a la defensa contraria, gambetear a quien se le ponía adelante y anotar siete goles de exquisita factura comentó que no había podido jugar mejor porque había sentido un poco de frío”.
Y lo mismo sucedía en otras partes del mundo. Con otros jugadores de color.
Al cabo de un año, todos estaban jugando en los principales clubes del mundo: Manchester, Barcelona, Boca, Milán, Chelsea, Arsenal, Real Madrid, River, Sao Paulo, etc.
Contratos varias veces millonarios y transferencias en cifras estratosféricas.
Messi, Ronaldinho, Caca, pasaron casi a la indiferencia. Maradona y Pelé fueron considerados prehistóricos.
En todos los casos los pases de los jugadores eran de propiedad de una empresa desconocida con dirección en las Islas Caimán y las cuentas bancarias eran de ese lugar, de Suiza y también de Luxemburgo. Los titulares de la empresa eran desconocidos y los contratos los firmaban apoderados que siempre eran miembros de estudios jurídicos de primer orden.
Como es de imaginarse todo el mundo futbolístico y particularmente la prensa deportiva no cesaba de hacerse preguntas. ¿Cómo era posible que repentinamente un grupo de veinte jugadores aparecieran casi en simultáneo en la escena mundial dejando atónitos a todos por la excelsa, nunca vista, calidad de su juego?¿Porque eran todos de color ¿Quienes estaban detrás de todo esto? Y sobre todas las cuestiones: cómo habían logrado que estos morochos fueran lo que eran?
Cuando se interrogaba a los jugadores en cuestión ellos respondían a través de un traductor (ellos hablaban solo un dialecto africano) con evasivas o simplemente caían en un mutismo total. Sin embargo en las prácticas parecían entender todas las instrucciones que emanaban del cuerpo técnico. Alguien comentó que parecían vivos solo cuando jugaban al fútbol o desarrollaban alguna actividad que tuviera relación con el juego.
Por lo demás parecían aletargados, como en trance, como sumidos en meditación.
El clímax llegó cuando se decidió hacer un partido con un seleccionado de estos superjugadores contra un seleccionado del resto del mundo. Por supuesto que  generó un negocio de muchos millones de dólares: auspicios en donde se sugería por ejemplo que todo esto era gracias al consumo de Gatorade o de Coca Cola, charlatanes que intentaban vender espinaca al mejor estilo Popeye, Adidas sacaba a los jugadores, mejor dicho mostraba unos pies negros con el calzado de esa marca (el video era muy bueno: no había sonido alguno, solo los pies negros con el calzado con las tiras).
El partido se jugaría en el Maracaná. Los derechos de televisión fueron duramente disputados a precios estratosféricos. Las entradas se vendieron rápidamente y aún siendo muy costosas permitieron a los revendedores hacer pingüe negocio.
El resultado fue catastrófico para la selección mundial. Perdieron 9 a 0. Todo el mundo futbolístico estaba atónito. Nadie salía de su asombro. Fue humillante. Como si hubiera jugado un equipo de adultos contra niños de cinco años.
La cotización de los jugadores llegó a cifras absurdas.
Llamaba la atención el hecho de que estos morochos no llevaban  una vida rumbosa. Por el contrario se comportaban de una manera casi ascética.
El misterio era total. No se sabía de donde venían. Quien los había entrenado. Cuando se iniciaron aparecieron en los clubes  con un bolsito y acompañados por un señor que dijo ser representante y cuyo domicilio era un ignoto lugar.
Comenzaron a circular distintas versiones. Algunas místicas o que hablaban de extraterrestres. Pero la más creíble, dado que se encontraron indicios en las islas del Charigué en el río Paraná frente a la ciudad de Rosario de la República Argentina, relataba una historia en la que se decía que todo fue ideado por dos estudiantes universitarios de esa ciudad.
Parece ser que una noche tomando whisky y hablando hasta altas horas de la madrugada como solían hacerlo, se preguntaron primero sobre la razón por la que los hombres de raza negra solían ser espléndidos atletas. En segundo lugar reflexionaron sobre la paradoja de que tantos niños de ese color padecieran hambrunas en Africa.
Se dice que al cuarto o quinto whisky ya se habían preguntado como podrían ayudar a esos niños.
Uno de ellos tenía campos de modo que tenía recursos disponibles.
Siempre se apasionaban por desafíos extremos. Pensaron que podían combinar la ayuda a esos niños y también ganar mucho dinero.
Al séptimo whisky ya redondeaban la idea.
Irían a Africa y se traerían cincuenta niñitos. Los alimentarían, los cuidarían, pero les harían un programa de vida dedicada al fútbol.
Todo, absolutamente todo, giraría en torno al fútbol.
Se adaptarían los cuentos infantiles para ese propósito. El príncipe que besa a la bella durmiente no es un príncipe: es un centroforward y precisamente la besa porque ha convertido un gol. Los defensores del castillo son zagueros. Y los arqueros no usan arcos y flechas: usan guantes de atajar.
Se llegó al extremo de inventar una religión: Dios hizo al mundo a imagen y semejanza de una pelota de fútbol. Pecado era perder un partido y anotar un gol también valía por indulgencias plenarias. Eso era el cielo, una cancha de fútbol.
Se haría una cooperativa en donde participarían entrenadores, profesores de educación física, psicólogos.
Una nana negra traída también de Africa les cantaría para arrullarlos canciones que dirían por ejemplo:
“Duermase mi niño
Duerma duerma ya
Que mañana tempranito
Al fútbol va a jugar”
Sólo verían partidos por la tele. Las tortas de cumpleaños tendrían forma de pelotas o también si eran rectangulares serían canchas con arcos y líneas demarcadoras hechas con azúcar impalpable.
A medida que fueran creciendo se haría una selección de los mejores. Y el resto serviría como personal auxiliar.
Los gastos no eran muy elevados: el pescado que proveía el río más la soja de los campos cercanos y las naranjas del litoral eran la base, por cierto nutritiva y barata, de la alimentación.
Se les inculcaría que el resto del mundo era peligroso. Que mas bién lo mejor era no interactuar mucho. Siempre estaba la excusa del lenguaje.
La dedicación a la preparación física y al juego llevaba cerca de diez horas diarias.
Dieciocho años de todo esto producía estos fenómenos.
Mas allá de que se encontraran restos de estas actividades en las Islas Charigue, no puede negarse que finalmente estas fueron versiones que nunca pudieron ser confirmadas.
En cambio si se confirmó lo de los dos estudiantes que se reunían hasta altas horas de la noche a tomar whisky para inventar otra existencia.

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